domingo, 3 de abril de 2011

The 8 Mile Point

Existe un barrio situado a las afueras de Detroit conocido como "The 8 Mile Road", debido a que está situado a unas ocho millas del centro de la ciudad.
Así se perciben hoy por el madridísmo los ocho puntos de ventaja que ha conseguido el Barcelona, tras los encuentros de anoche: una distancia kilométrica en la que mucho tienen ellos que tropezar, y mucho tenemos nosotros que correr.

Bienvenido, pipita.


Podría afirmarse que el Barcelona tiene en sus manos el 75% de la Liga, sin embargo, no comparto el pesimismo proveniente de los análisis en caliente de nuestro partido ante el Sporting. Es cierto que se jugó mal, que nadie, salvo Mourinho, sabe qué hacía Ozil situado en una banda. El papel de Granero, ejerciendo de organizador, dejó a las claras que tanto los que le matan en unas ocasiones, como los que le ensalzan hasta el punto de pedir su titularidad, tras un buen partido, están equivocados. Bajo mi humilde punto de vista, es un jugador que complementa muy bien a un organizador, pero hacer recaer sobre él todo el peso de la creación de juego del equipo me parece excesivo. En un equipo donde hace falta más de un Xabi (¿Alguien vió anoche el partido de Borja Valero ante el Barcelona?), prescindir de él, y colocar a Ozil, el único con algo más de imaginación, en banda, es renunciar casi por completo a crear nada de fútbol.

Desde la máxima objetividad que puedo tener, con todo lo mal que se jugó anoche, el equipo no marcó por una mera cuestión de acierto. Tuvimos ocasiones de sobra para haber anotado, tirando a la baja, dos goles; mientras que el gol del Sporting, de la misma manera que el balón pegó en el palo y entró, pudo haber salido. La llamada "suerte del campeón" se alineó del lado de los Sportinguistas, y no hay más.

Con tus virtudes y tus defectos, gracias por todo, crack.

Con todo el disgusto que pueda suponer el haber perdido casi por completo la Liga, veo a un equipo que jugando mal también tiene oportunidades para llevarse un partido. Es importante asimilar que, en el fútbol, la justicia se decanta del lado de quien marca más goles, y que el buen juego es un método efectivo y vistoso, pero no infalible. Ayer el Sporting mereció ganar; no hay más. Para mí hubiera sido más grave el no haber creado ni una sola ocasión de gol clara. Eso sí es un síntoma preocupante.