domingo, 24 de junio de 2012

En semifinales, ¡cómo no!

Hace cuatro años vivimos el pase a semifinales con una alegría especial. La tendencia de los anteriores campeonatos de Europa se vió interrumpida, eso sí,no sin esfuerzo.

Antes de aquel encuentro de cuartos ante Italia, la selección española había demotrado con su juego que esa vez sí que era una auténtica candidata al título. Aún asi, comentarios como "jugamos como nunca y perdemos como siempre" influían mucho más que dicho juego en las sensaciones de la afición de cara a aquel partido.

Cuatro años después se vive con alarmante normalidad el pase a semifinales. Del Bosque tiene cosas que no me gustan, pero he de darle la razón cuando dice que hemos pasado de pobres a ricos de la noche a la mañana. No comparto el aburguesamiento de buena parte de una afición española que, además, no sabe ganar.
Personalmente, me dan vergüenza ajena las constantes referencias tras la victoria ante Francia a unos muñecos de látex y tela que protegonizan sketches de un humor que aqui nos hace mucha gracia cuando nos reímos de otros, pero no nos hace tanta cuando somos nosotros el blanco del mismo.

El partido en sí fué malo, al menos a partir del primer gol de Xabi. Se volvió al toque absurdo hacia delante y vuelta para atrás, hasta que alguien tuviera a bien errar el pase o la recepción del balón y propiciase, en función de la zona del campo donde ocurriese, un contrataque del equipo francés que aportase algo de sangre y emoción al partido.

Una vez más, la posesión sigue empleándose como dato y argumento demagógico para llamar futbol a lo que únicamente es un eterno rondo carente de emoción para el espectador. No niego que existan situaciones en las que haya que tocar más, pero se está viendo cómo ésta selección rehuye contratacar cuando tiene la oportunidad, y esto es lo que quien escribe este artículo no soporta.

Con una Francia a merced de las genialidades que Ribery y Benzemá tuvieran a bien idear, pudimos generar infinidad de ocasiones en las que, probablemente, hubiera llegado el segundo e incluso el tercer gol. Sin embargo, conocedora de que tiene jugadores para mantener la posesión del balón, España prefirió dormir el partido y a quienes lo veíamos. El sesteo, o chuleo si nos lo hicieran a nosotros, pudo constarnos caro. Cuando uno va ganando por la mínima y abusa del toque sin tener como referencia la portería contraria, está especulando de la misma manera que otros equipos especulan echándose atrás cuando anotan el primer gol. Ésto último se conoce como catenaccio y suele tener una connotación peyorativa, pero aquí estamos pasando del tiki-taka al tikinaccio.

Nos enfrentaremos en semifinales ante Portugal, equipo que si bien no domina tanto como España la posesión del balón, sí domina el contrataque; sobre todo gracias a la aportación ofensiva de Cristiano Ronaldo. Mal haríamos en desperdiciar con toques absurdos de balón los huecos que pueda dejar la selección portuguesa tras perder el balón en un contrataque. Aún con todo, espero y deseo la victoria.