sábado, 12 de enero de 2013

Madridismo vs. madridismo

Si se le preguntara a una persona qué ve en la siguiente imagen correspondiente a un test de Ishiara...:

 
 
...y ella fuera incapaz de decir que se trata del número doce, estaríamos ante un claro ejemplo de daltonismo. No admitiría duda alguna, ya que el daltonismo es una patología cuya causa y síntomas están bien definidos.

¿Está igual de bien definido el concepto "madridismo"?; ¿podría establecerse una distintión tajante entre lo que es madridismo, y por ende un madridista, y lo que no?. Como término que se asienta sobre la base emocional de cada individuo, no se puede negar que admite tantos matices como diversidad emocional puede existir entre los individuos que se adscriben a dicho sentimiento. No obstante, existen determinadas líneas rojas que no admiten matices emocionales porque símplemente van en contra de lo que se supone debería ser el sentir de alguien que se considera madridista:
-Abuchear al equipo y a los jugadores
-Abuchear al entrenador
-Aplaudir al equipo rival

La actualidad contempla dos madridismos distintos; dos maneras diferentes de entender esta manera de sentir. Queda a la curiosidad de cada cual el deducir la razón de ser de cada uno de ellos.

Por un lado, existe el madridismo que entiende, entre otras muchas personas, quien escribe este artículo. Se trata de ese madridismo que implica un apoyo incondicional al equipo cuando juega en su estadio; una grada caliente que, siempre dentro de un civismo, anima constantemente a sus hombres. Este madridista no muestra ambages a la hora de criticar a aquellos y/o aquello que perjudica de una manera u otra al club. El único señorío al que atiende es al de ganar, y lo único que para él está por encima del club es la nada. No todo le contenta del club, pero tampoco confunde el hacer autocrítica con exagerar gestos de descontento con el afán de que desde fuera se le tilde de moderado e imparcial. Sabe que los éxitos del club no le llevan más que a alegrarse como aficionado que ve a su equipo ganar, pero en el fondo eso es todo lo que necesita. Al fin y al cabo, solo hablamos de deporte.

Por otro lado, existe un madridismo que no tiene reparo en pitar a sus jugadores y entrenador si así los consideran necesario desde Marca y As (...cámara de gas). Como puede comprobarse, sólamente con la frase anterior se han traspasado dos de las tres líneas rojas mencionadas con anterioridad. Este madridista padece un "daltonismo de grada", ya que no distingue una grada del Santiago Bernabeu de una de Las Ventas, de un asiento del cine o de un butacón del teatro. Su modus operandi cuando asiste a un evento es el siguiente:
Comprar bolsa de pipas; entrar al estadio; buscar asiento; una vez encontrado, sentarse; abrir bolsa de pipas y comenzar a rumiar; la bolsa de pipas solo se suelta para abuchear o silbar al equipo, ya que así se matan dos pájaros de un tiro; mostramos nuestro descontento y escupimos las cáscaras.

Este madridista piensa que sí hay algo por encima del club: el señorío. No obstante, entiende el señorío solamente en las apariencias; puede asistir a un partido en el que su equipo pierda 0-10, que si considera que ha habido señorío no tendrá queja ninguna. Deja su criterio en manos de voces y bolígrafos que solo buscan el interés para sí mismos y/o para las empresas para las que trabajan, aunque no es consciente de que en muchas ocasiones actúa de mamporrero de estos intereses privados llegando a ir en contra del club del que se considera aficionado. Tiene serio afán porque el resto de la humanidad le considere imparcial, y no repara en aplaudir al rival dentro del Bernabeu si considera que así logra su objetivo (a tomar por culo la tercera línea roja).
En definitiva, un madridista interesado más en las apariencias que en la verdadera esencia de un club campeón, que es incorporar nuevos trofeos cada año a su palmarés.

¿Qué madridismo practicas tú?