El Borussia de Klopp no nos era desconocido esta temporada, pues era uno de los equipos que conformaban el llamado "Grupo de la Muerte" en el que se encontraba el Real Madrid. El mejor resultado que pudimos hacer ante ellos en la fase de grupos fue un 2-2, y nunca, o en contados momentos, dio la sensación de que el Real Madrid fuera capaz de pasar por encima al conjunto alemán.
El partido de anoche transmitió una sensación calcada a la que produjo el Borussia en la fase de grupos, esta vez con el aliciente anímico de encontrarse en unas semifinales de Champions League. Si antes mordían, ahora buscaban despedazar al rival. Había que ser muy ingenuo para pensar que el Real Madrid iba a tener un partido relativamente facil, y que no sería demasiado complicado sacar un resultado medianamente bueno de cara al partido de vuelta. Unas semifinales de Champions League en tu propio estadio y con una afición que también mete goles (ya lo comprobamos en el partido en el campo del Galatasaray) solo pueden provocar en el jugador una motivación máxima.
Viendo el partido, nadie se sorprendería si le dijeran que el Borussia jugaba con veinte jugadores contra los once del Real Madrid, ya que su intensidad física era máxima. Ejercían una presión asfixiante sobre cada jugador que traspasaba la línea de medio campo, aunque durante los primeros 25 minutos de partido la tuvieron adelantada hasta zona de 3/4.
Después de una derrota tan dolorosa, es fácil sacarle unos defectos al equipo que antes de dicho encuentro no se veían tan abultados. Forma parte de la explicación salpicada por la emoción del momento que cada uno se da a sí mismo sobre esta derrota. Poco o nada tienen de análisis objetivos; no en este preciso momento. ¿Faltó actitud?; ¿falló el sistema?; ¿fueron errores individuales?. La situación tiene un poco de todo , y la responsabilidad ha de repartirse desde el entrenador hasta el último jugador de la plantilla.
Ahora bien, a pesar de estos varapalos, la vida es tan cruel y tan sabia al mismo tiempo que tiene la osadía de seguir hacia delante. No le importa si fallece un ser querido, si se ha suspendido un examen, si tu equipo del alma ha perdido estrepitosamente o si un terremoto ha acabado con cientos de vidas en algún rincón del mundo. El tiempo no se detiene para permitir que nos regodeemos en lo que ha sucedido en el pasado.
Por eso, personalmente me gustaría que el madridismo tuviera claro que no tiene sentido regodearse en el pésimo juego de ayer, ni en el resultado, ni en la eliminatoria. En este mismo momento, asumid que el Real Madrid está fuera de la Champions League. Estoy seguro de que si esta eliminatoria fuese a partido único y le preguntáramos al equipo qué harían si tuvieran la oportunidad de jugar un segundo partido para intentar pasar a la final, estarían ilusionados porque alguien les diera esa oportunidad. Más de lo mismo digo de la afición.
Estamos fuera, si, pero el próximo martes tenemos la oportunidad de volver a entrar. No va a ser fácil, en absoluto, pero el Real Madrid (y cuando digo Real Madrid me refiero al equipo y a la afición) tiene el deber de exprimir las posibilidades que esos segundos noventa minutos nos ofrecen. Es imposible volver atrás en el tiempo y remediar lo de anoche, asi que aprovechemos la oportunidad que tenemos delante.
El Santiago Bernabeu tiene más responsabilidad de la que cree en este momento (la tiene siempre, pero especialmente en momentos como este). Dice el refrán que "Obras son amores, y no buenas razones", asi que ha llegado el momento en el que hay que dejar el rumor, la duda y la crítica no constructiva en casa, pues lo único que habla del pensamiento de uno es lo que hace. El Santiago Bernabeu debe ser lo que hace casi treinta años que no es: el jugador número 12; el 13; el 14, y el que haga falta. El equipo necesita tres goles; que la afición allane el camino anotando al menos uno de ellos. Se ha visto en otros estadios que es posible hacerlo.
Nada garantiza que pasemos, pero si hay que caer eliminados, que sea honrando el escudo. Ya estamos fuera de la final; ¿vamos a dejar que se escape viva la segunda oportunidad que tenemos para ser finalistas?. Cada uno tiene la respuesta dentro de sí mismo.
El Raulino
UN FUTBOLISTA CON SUS RECORDS PUEDE ROBAR MÁS QUE CIEN HOMBRES CON PISTOLAS
jueves, 25 de abril de 2013
miércoles, 27 de febrero de 2013
Entrada en imágenes
Y es que hay días como hoy, en los que portadas de panfletos y otras imágenes son una vía mucho más explícita que las palabras para escribir una entrada.
Y una mención muy especial:
sábado, 12 de enero de 2013
Madridismo vs. madridismo
Si se le preguntara a una persona qué ve en la siguiente imagen correspondiente a un test de Ishiara...:
...y ella fuera incapaz de decir que se trata del número doce, estaríamos ante un claro ejemplo de daltonismo. No admitiría duda alguna, ya que el daltonismo es una patología cuya causa y síntomas están bien definidos.
¿Está igual de bien definido el concepto "madridismo"?; ¿podría establecerse una distintión tajante entre lo que es madridismo, y por ende un madridista, y lo que no?. Como término que se asienta sobre la base emocional de cada individuo, no se puede negar que admite tantos matices como diversidad emocional puede existir entre los individuos que se adscriben a dicho sentimiento. No obstante, existen determinadas líneas rojas que no admiten matices emocionales porque símplemente van en contra de lo que se supone debería ser el sentir de alguien que se considera madridista:
-Abuchear al equipo y a los jugadores
-Abuchear al entrenador
-Aplaudir al equipo rival
La actualidad contempla dos madridismos distintos; dos maneras diferentes de entender esta manera de sentir. Queda a la curiosidad de cada cual el deducir la razón de ser de cada uno de ellos.
Por un lado, existe el madridismo que entiende, entre otras muchas personas, quien escribe este artículo. Se trata de ese madridismo que implica un apoyo incondicional al equipo cuando juega en su estadio; una grada caliente que, siempre dentro de un civismo, anima constantemente a sus hombres. Este madridista no muestra ambages a la hora de criticar a aquellos y/o aquello que perjudica de una manera u otra al club. El único señorío al que atiende es al de ganar, y lo único que para él está por encima del club es la nada. No todo le contenta del club, pero tampoco confunde el hacer autocrítica con exagerar gestos de descontento con el afán de que desde fuera se le tilde de moderado e imparcial. Sabe que los éxitos del club no le llevan más que a alegrarse como aficionado que ve a su equipo ganar, pero en el fondo eso es todo lo que necesita. Al fin y al cabo, solo hablamos de deporte.
Por otro lado, existe un madridismo que no tiene reparo en pitar a sus jugadores y entrenador si así los consideran necesario desde Marca y As (...cámara de gas). Como puede comprobarse, sólamente con la frase anterior se han traspasado dos de las tres líneas rojas mencionadas con anterioridad. Este madridista padece un "daltonismo de grada", ya que no distingue una grada del Santiago Bernabeu de una de Las Ventas, de un asiento del cine o de un butacón del teatro. Su modus operandi cuando asiste a un evento es el siguiente:
Comprar bolsa de pipas; entrar al estadio; buscar asiento; una vez encontrado, sentarse; abrir bolsa de pipas y comenzar a rumiar; la bolsa de pipas solo se suelta para abuchear o silbar al equipo, ya que así se matan dos pájaros de un tiro; mostramos nuestro descontento y escupimos las cáscaras.
Este madridista piensa que sí hay algo por encima del club: el señorío. No obstante, entiende el señorío solamente en las apariencias; puede asistir a un partido en el que su equipo pierda 0-10, que si considera que ha habido señorío no tendrá queja ninguna. Deja su criterio en manos de voces y bolígrafos que solo buscan el interés para sí mismos y/o para las empresas para las que trabajan, aunque no es consciente de que en muchas ocasiones actúa de mamporrero de estos intereses privados llegando a ir en contra del club del que se considera aficionado. Tiene serio afán porque el resto de la humanidad le considere imparcial, y no repara en aplaudir al rival dentro del Bernabeu si considera que así logra su objetivo (a tomar por culo la tercera línea roja).
En definitiva, un madridista interesado más en las apariencias que en la verdadera esencia de un club campeón, que es incorporar nuevos trofeos cada año a su palmarés.
¿Qué madridismo practicas tú?
¿Está igual de bien definido el concepto "madridismo"?; ¿podría establecerse una distintión tajante entre lo que es madridismo, y por ende un madridista, y lo que no?. Como término que se asienta sobre la base emocional de cada individuo, no se puede negar que admite tantos matices como diversidad emocional puede existir entre los individuos que se adscriben a dicho sentimiento. No obstante, existen determinadas líneas rojas que no admiten matices emocionales porque símplemente van en contra de lo que se supone debería ser el sentir de alguien que se considera madridista:
-Abuchear al equipo y a los jugadores
-Abuchear al entrenador
-Aplaudir al equipo rival
La actualidad contempla dos madridismos distintos; dos maneras diferentes de entender esta manera de sentir. Queda a la curiosidad de cada cual el deducir la razón de ser de cada uno de ellos.
Por un lado, existe el madridismo que entiende, entre otras muchas personas, quien escribe este artículo. Se trata de ese madridismo que implica un apoyo incondicional al equipo cuando juega en su estadio; una grada caliente que, siempre dentro de un civismo, anima constantemente a sus hombres. Este madridista no muestra ambages a la hora de criticar a aquellos y/o aquello que perjudica de una manera u otra al club. El único señorío al que atiende es al de ganar, y lo único que para él está por encima del club es la nada. No todo le contenta del club, pero tampoco confunde el hacer autocrítica con exagerar gestos de descontento con el afán de que desde fuera se le tilde de moderado e imparcial. Sabe que los éxitos del club no le llevan más que a alegrarse como aficionado que ve a su equipo ganar, pero en el fondo eso es todo lo que necesita. Al fin y al cabo, solo hablamos de deporte.
Por otro lado, existe un madridismo que no tiene reparo en pitar a sus jugadores y entrenador si así los consideran necesario desde Marca y As (...cámara de gas). Como puede comprobarse, sólamente con la frase anterior se han traspasado dos de las tres líneas rojas mencionadas con anterioridad. Este madridista padece un "daltonismo de grada", ya que no distingue una grada del Santiago Bernabeu de una de Las Ventas, de un asiento del cine o de un butacón del teatro. Su modus operandi cuando asiste a un evento es el siguiente:
Comprar bolsa de pipas; entrar al estadio; buscar asiento; una vez encontrado, sentarse; abrir bolsa de pipas y comenzar a rumiar; la bolsa de pipas solo se suelta para abuchear o silbar al equipo, ya que así se matan dos pájaros de un tiro; mostramos nuestro descontento y escupimos las cáscaras.
Este madridista piensa que sí hay algo por encima del club: el señorío. No obstante, entiende el señorío solamente en las apariencias; puede asistir a un partido en el que su equipo pierda 0-10, que si considera que ha habido señorío no tendrá queja ninguna. Deja su criterio en manos de voces y bolígrafos que solo buscan el interés para sí mismos y/o para las empresas para las que trabajan, aunque no es consciente de que en muchas ocasiones actúa de mamporrero de estos intereses privados llegando a ir en contra del club del que se considera aficionado. Tiene serio afán porque el resto de la humanidad le considere imparcial, y no repara en aplaudir al rival dentro del Bernabeu si considera que así logra su objetivo (a tomar por culo la tercera línea roja).
En definitiva, un madridista interesado más en las apariencias que en la verdadera esencia de un club campeón, que es incorporar nuevos trofeos cada año a su palmarés.
¿Qué madridismo practicas tú?
domingo, 23 de diciembre de 2012
Yo estoy con Mourinho
En estos momentos, con un Madrid a 16 puntos de la cabeza de la Liga y una prensa señalando como unico responsable de la situación a la misma persona, soy consciente de que es impopular hacer la crítica que voy a llevar a cabo en este artículo. Sencillamente, la moda es atizar al de siempre, o a los de siempre.
Parafraseando a Mourinho, este equipo es prácticamente el mismo que el año pasado ganó la Liga con récord de puntos y de goles al mejor Barcelona de la historia. Cabe dentro de lo entendible que este año pudiéramos estar por detrás de los culés en la clasificación, ya que son muchas las variables que entran en juego en el deporte, pero no con esta diferencia de puntos. Creo que hasta aquí, en mayor o menor medida, todos los madridistas (los pseudo y los de verdad) coincidimos en el análisis.
Ahora bien, no es casualidad que el año pasado, aún siendo líderes y habiendo ganado al Barcelona, la prensa de Madrid (central lechera para algunos; extensión de la central butifarrera para otros) estuviera especulando con la continuidad de Mourinho en el equipo. No es casualidad porque es bien conocido el gusto de la prensa de Madrid por influir en la actividad del club; sus reacciones cuando el Real Madrid no hace lo que ellos pretenden así lo demuestran. ¿Qué obtendría el Real Madrid a cambio de dejarle su parcelita de poder a la prensa?, precisamente buena ídem. Se hablaría de señorío, de valores y todas esas cosas que, estando muy bien, no ocupan sitio en una sala de trofeos.
Entrenador valiente; capitanes cobardes
Sería un necio si negase la parcela de responsabilidad que tiene el entrenador en la situación actual, del mismo modo que si creyese, o quisiera hacer creer, que es el unico responsable.
La suplencia de Casillas anoche no hizo más que alimentar los bolígrafos de chupatintas que le estan y estarán eternamente agradecido al capitán por no negarse nunca a una entrevista, e incluso hacer mega-entrevistas. En La Sexta se ve que también son agradecidos. Si echamos la vista atrás, podemos recordar el revuelo mediático formado en torno a anteriores suplencias del otro capitán: Sergio Ramos.
Sin embargo, si echamos un vistazo al discurrir de lo que llevamos de temporada, podemos darnos cuenta del ínfimo rendimiento de Iker Casillas. Algunos pensamos que su suplencia debió haberse dado antes. En el caso de Sergio Ramos, cuya humildad no le deja cesar de recordarnos casi en cada entrevista que es campeón der mundo, también he considerado oportuna su suplencia. Estos revuelos me recuerdan al que montaron desde la prensa a Pellegrini cuando, por fin, decidió sentar a Raúl en el banquillo.
El Real Madrid tiene un problema con la asignación de las capitanías, y es que no se aplica la meritocracia, por la cual Cristiano debería ser uno de los capitanes, sino la antiguocracia y el coleguismocracia. El capitán de un barco no ha de ser el más veterano sino el más fuerte dentro y fuera del campo. Tanto a Casillas como a Ramos les puede su bienquedismo con todos y con nadie.
El oportunismo mediático hizo ayer acto de presencia tras la derrota ente el Málaga y, sabedores de ello, en Marca no tuvieron reparo en publicar una de sus encuestas que tanto les gusta hacer cuando saben que les va a salir bien:
No
Vale la pena recordar a todos los que, influidos por el oportunismo de la prensa madrileña, dicen que nunca debió echar el Real Madrid a Pellegrini, que ésto es lo que publicaban sus diarios de cabecera (los que hoy piden la cabeza de Mou) por aquel entonces:
Es curioso que la opinión de cierta masa pseudomadridista varíe al unísono con la de la prensa pseudomadridista. Háganselo mirar algunos.
Una gran mayoría en España alaba el trabajo de Alex Ferguson en el Manchester United. Yo me pregunto: ¿que hubieran pensado si, como le sucedió al Manchester el año pasado, un Real Madrid hipotéticamente dirigido por Ferguson hubiera caído en primera ronda de Champions?; ¿qué hubiera dicho la prensa?; ¿y el pseudomadridismo?.
En lo personal, y aunque no estoy de acuerdo con ciertas decisiones de Mourinho como dejar en el banquillo a Benzemá por Higuaín, le apoyo incondicionalmente como hice en su momento con Pellegrini. La diferencia es que Pellegrini se guardó sus quejas para el final de temporada, con el finiquito ya firmado y cuando no había nada que hacer. Mourinho no ha querido ser un pelele de una prensa cuyo único objetivo, y ahora con más fiereza que en la època de Pellegrini, necesita remontar un descenso del 20% en ventas a costa del pelelismo y marionetismo del que es facil presa cierto sector del Bernabeu.
Reflexionen algunos acerca de si el ir y venir de sus opiniones es fruto de cierta influencia o no. Hasta entonces, mi apoyo al entrenador. Si hay que prescindir de estos capitanes, se prescinde.
P.D. ¿Soy el único que piensa que el equipo echa de menos a Marcelo?.
Parafraseando a Mourinho, este equipo es prácticamente el mismo que el año pasado ganó la Liga con récord de puntos y de goles al mejor Barcelona de la historia. Cabe dentro de lo entendible que este año pudiéramos estar por detrás de los culés en la clasificación, ya que son muchas las variables que entran en juego en el deporte, pero no con esta diferencia de puntos. Creo que hasta aquí, en mayor o menor medida, todos los madridistas (los pseudo y los de verdad) coincidimos en el análisis.
Ahora bien, no es casualidad que el año pasado, aún siendo líderes y habiendo ganado al Barcelona, la prensa de Madrid (central lechera para algunos; extensión de la central butifarrera para otros) estuviera especulando con la continuidad de Mourinho en el equipo. No es casualidad porque es bien conocido el gusto de la prensa de Madrid por influir en la actividad del club; sus reacciones cuando el Real Madrid no hace lo que ellos pretenden así lo demuestran. ¿Qué obtendría el Real Madrid a cambio de dejarle su parcelita de poder a la prensa?, precisamente buena ídem. Se hablaría de señorío, de valores y todas esas cosas que, estando muy bien, no ocupan sitio en una sala de trofeos.
Entrenador valiente; capitanes cobardes
Sería un necio si negase la parcela de responsabilidad que tiene el entrenador en la situación actual, del mismo modo que si creyese, o quisiera hacer creer, que es el unico responsable.
La suplencia de Casillas anoche no hizo más que alimentar los bolígrafos de chupatintas que le estan y estarán eternamente agradecido al capitán por no negarse nunca a una entrevista, e incluso hacer mega-entrevistas. En La Sexta se ve que también son agradecidos. Si echamos la vista atrás, podemos recordar el revuelo mediático formado en torno a anteriores suplencias del otro capitán: Sergio Ramos.
Sin embargo, si echamos un vistazo al discurrir de lo que llevamos de temporada, podemos darnos cuenta del ínfimo rendimiento de Iker Casillas. Algunos pensamos que su suplencia debió haberse dado antes. En el caso de Sergio Ramos, cuya humildad no le deja cesar de recordarnos casi en cada entrevista que es campeón der mundo, también he considerado oportuna su suplencia. Estos revuelos me recuerdan al que montaron desde la prensa a Pellegrini cuando, por fin, decidió sentar a Raúl en el banquillo.
El Real Madrid tiene un problema con la asignación de las capitanías, y es que no se aplica la meritocracia, por la cual Cristiano debería ser uno de los capitanes, sino la antiguocracia y el coleguismocracia. El capitán de un barco no ha de ser el más veterano sino el más fuerte dentro y fuera del campo. Tanto a Casillas como a Ramos les puede su bienquedismo con todos y con nadie.
El oportunismo mediático hizo ayer acto de presencia tras la derrota ente el Málaga y, sabedores de ello, en Marca no tuvieron reparo en publicar una de sus encuestas que tanto les gusta hacer cuando saben que les va a salir bien:
No
Vale la pena recordar a todos los que, influidos por el oportunismo de la prensa madrileña, dicen que nunca debió echar el Real Madrid a Pellegrini, que ésto es lo que publicaban sus diarios de cabecera (los que hoy piden la cabeza de Mou) por aquel entonces:
Una gran mayoría en España alaba el trabajo de Alex Ferguson en el Manchester United. Yo me pregunto: ¿que hubieran pensado si, como le sucedió al Manchester el año pasado, un Real Madrid hipotéticamente dirigido por Ferguson hubiera caído en primera ronda de Champions?; ¿qué hubiera dicho la prensa?; ¿y el pseudomadridismo?.
En lo personal, y aunque no estoy de acuerdo con ciertas decisiones de Mourinho como dejar en el banquillo a Benzemá por Higuaín, le apoyo incondicionalmente como hice en su momento con Pellegrini. La diferencia es que Pellegrini se guardó sus quejas para el final de temporada, con el finiquito ya firmado y cuando no había nada que hacer. Mourinho no ha querido ser un pelele de una prensa cuyo único objetivo, y ahora con más fiereza que en la època de Pellegrini, necesita remontar un descenso del 20% en ventas a costa del pelelismo y marionetismo del que es facil presa cierto sector del Bernabeu.
Reflexionen algunos acerca de si el ir y venir de sus opiniones es fruto de cierta influencia o no. Hasta entonces, mi apoyo al entrenador. Si hay que prescindir de estos capitanes, se prescinde.
P.D. ¿Soy el único que piensa que el equipo echa de menos a Marcelo?.
domingo, 2 de diciembre de 2012
La derrota que vale tres puntos
En esta ocasión, el derbi madrileño se presentaba con novedades respecto a años anteriores. El Atlético llegaba al Bernabeu con una cómoda, que no definitiva, ventaja sobre el equipo blanco en la clasificación liguera, producto de un gran trabajo (en mi opinión, más psicológico que técnico o físico) de Simeone. Sobre el papel, parecía que se daban todos los factores para que, esta vez sí, el Atlético acabara con su racha de no victorias ante el Real Madrid.
Sin embargo, y parafraseando al propio Simeone, "un exceso de euforia tampoco es bueno". El rumbo de ambos equipos en Liga, sumado al entusiasmo de la afición rojiblanca y a la tormenta mediática desatada durante la semana por esa prensa resentida con Mourinho por haber cortado de raíz las filtraciones de la Dirección Deportiva y hacer caso omiso a los fichajes que a golpe de portada quieren imponerle al club blanco, puede que llegara incluso a provocar que los atléticos llegaran al partido pensando que lo tenían medio ganado. De hecho, el propio Gil Marin ya comentó en los prolegómenos que habían ganado el partido solo por haber metido 21.000 aficionados en un entreno.
Un Atlético que había mostrado seguridad y confianza en su juego durante la temporada, empleó el juego sucio cuando el partido empezó a ponersele cuesta arriba con el extraordinario gol de Cristiano Ronaldo. Por cierto, fue descarada la realización de Canal + tratando de evitar que viéramos la celebración del portugués, con un juego de planos enfocando a cualquier lugar menos al centro de atención del partido en ese momento; imagino que alguien se ha ganado un ascenso.
Volviendo al encuentro, si Pepe, sin negar los excesos que comete en ocasiones, hubiera realizado un partido como el que hizo anoche Diego Costa, hubiera acabado en el vestuario sin el mas mínimo miramiento. Cría fama y échate a dormir. Me llamó especialmente la atención el bajón de azúcar que le dio a Falcao ante Sergio Ramos; no me esperaba una actuación tan Busquetera por parte del colombiano. Al final, la historia de los últimos años se repitió.
Hago una mención especial al detalle para el que se congregaron más periodistas que público: la entrada al campo de Mourinho para recoger las reacciones del público madridista hacia su persona. Salvo los esperados pitos de la afición atlética, las pocas personas presentes en el estadio en ese momento mostraron un claro apoyo al entrenador.
Era de esperar que los medios arrimasen el ascua a su sardina haciendo una lectura sesgada e interesada de lo que ocurriese, y así fue. Como ante la evidencia no se ha podido decir que el público estuviera contra Mourinho, los medios hacen hincapié en la escasa presencia de aficionados en el estadio en ese mismo momento como muestra del escaso poder de convocatoria que tiene el portugués entre su propia afición. Sin embargo, no parece que ocurriera lo mismo con la prensa, ya que se agolpó toda una barrera de fotógrafos y cámaras para captar el momento. Mi lectura personal (y tambien sesgada; ¿por qué no?) es que al aficionado le interesa el fútbol, que empezaba 40 minutos después, y a la prensa le interesa el sensacionalismo.
Respecto al balón de oro, tema del que varios aficionados que tuve cerca de mi estuvieron hablando, creo que ya está entregado, y no es para quien, a mi juicio, lo merece por su trabajo el año pasado.
Cuando Messi ganaba títulos, pero Ronaldo destacaba en la estadística individual, se justificaba la entrega del galardón al argentino diciendo que lo que más cuenta son los títulos conseguidos con el equipo; que las estadisticas individuales eran eso; individuales.
Hoy Messi está en el lado opuesto, y se justifica su merecimiento del balón de oro por aquello por lo que el año pasado se le negaba a Cristiano, habiendo sido superior el portugués a la hora de resultar decisivo para los títulos conseguidos por su equipo.
Es lo bueno de quienes están por encima del bien y del mal: que llevan la razón diciendo una cosa y la contraria.
Sin embargo, y parafraseando al propio Simeone, "un exceso de euforia tampoco es bueno". El rumbo de ambos equipos en Liga, sumado al entusiasmo de la afición rojiblanca y a la tormenta mediática desatada durante la semana por esa prensa resentida con Mourinho por haber cortado de raíz las filtraciones de la Dirección Deportiva y hacer caso omiso a los fichajes que a golpe de portada quieren imponerle al club blanco, puede que llegara incluso a provocar que los atléticos llegaran al partido pensando que lo tenían medio ganado. De hecho, el propio Gil Marin ya comentó en los prolegómenos que habían ganado el partido solo por haber metido 21.000 aficionados en un entreno.
Un Atlético que había mostrado seguridad y confianza en su juego durante la temporada, empleó el juego sucio cuando el partido empezó a ponersele cuesta arriba con el extraordinario gol de Cristiano Ronaldo. Por cierto, fue descarada la realización de Canal + tratando de evitar que viéramos la celebración del portugués, con un juego de planos enfocando a cualquier lugar menos al centro de atención del partido en ese momento; imagino que alguien se ha ganado un ascenso.
Volviendo al encuentro, si Pepe, sin negar los excesos que comete en ocasiones, hubiera realizado un partido como el que hizo anoche Diego Costa, hubiera acabado en el vestuario sin el mas mínimo miramiento. Cría fama y échate a dormir. Me llamó especialmente la atención el bajón de azúcar que le dio a Falcao ante Sergio Ramos; no me esperaba una actuación tan Busquetera por parte del colombiano. Al final, la historia de los últimos años se repitió.
Hago una mención especial al detalle para el que se congregaron más periodistas que público: la entrada al campo de Mourinho para recoger las reacciones del público madridista hacia su persona. Salvo los esperados pitos de la afición atlética, las pocas personas presentes en el estadio en ese momento mostraron un claro apoyo al entrenador.
Era de esperar que los medios arrimasen el ascua a su sardina haciendo una lectura sesgada e interesada de lo que ocurriese, y así fue. Como ante la evidencia no se ha podido decir que el público estuviera contra Mourinho, los medios hacen hincapié en la escasa presencia de aficionados en el estadio en ese mismo momento como muestra del escaso poder de convocatoria que tiene el portugués entre su propia afición. Sin embargo, no parece que ocurriera lo mismo con la prensa, ya que se agolpó toda una barrera de fotógrafos y cámaras para captar el momento. Mi lectura personal (y tambien sesgada; ¿por qué no?) es que al aficionado le interesa el fútbol, que empezaba 40 minutos después, y a la prensa le interesa el sensacionalismo.
Respecto al balón de oro, tema del que varios aficionados que tuve cerca de mi estuvieron hablando, creo que ya está entregado, y no es para quien, a mi juicio, lo merece por su trabajo el año pasado.
Cuando Messi ganaba títulos, pero Ronaldo destacaba en la estadística individual, se justificaba la entrega del galardón al argentino diciendo que lo que más cuenta son los títulos conseguidos con el equipo; que las estadisticas individuales eran eso; individuales.
Hoy Messi está en el lado opuesto, y se justifica su merecimiento del balón de oro por aquello por lo que el año pasado se le negaba a Cristiano, habiendo sido superior el portugués a la hora de resultar decisivo para los títulos conseguidos por su equipo.
Es lo bueno de quienes están por encima del bien y del mal: que llevan la razón diciendo una cosa y la contraria.
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